Madrid miraba con asombro al cielo. Un globo aerostático
iba a cruzar los cielos de la capital en dirección al Parque del Retiro. Por aquel entonces los
globos eran todavía poco conocidos y hubiera sido suficiente para haber sido la
atracción de todas las miradas, pero no era eso lo que atraía la atención de
los paseantes. Una pequeña figura iba a lanzarse al vacío, abriendo los aires
suspendida por un trozo de tela, y se iba a posar lentamente sobre el suelo del parque. Para mayor asombro
el autor de esta hazaña no era un hombre
sino una mujer. Se llamaba Elisa Garnerín.
El primer salto de exhibición indiscutido fue el 27 de Octubre
de 1797, cuando André Jacques Garnerin saltó desde su globo sobre París.
Su esposa, Geneviève Labrosse fue la primera mujer que saltó en paracaídas, en 1798 y su sobrina Elisa saltó 40 veces entre 1815 y 1836.
Su esposa, Geneviève Labrosse fue la primera mujer que saltó en paracaídas, en 1798 y su sobrina Elisa saltó 40 veces entre 1815 y 1836.
El acontecimiento en Madrid sale reflejado en diversos
documentos de la época que nos cuentan los preparativos
En la Gaceta de Madrid del 1 de enero de 1818 se publicó el
siguiente aviso. (Foto1)
Diversos autores como Carlos Canales en un artículo sobre los
pioneros de la aviación y José del Corral en su libro Sucedió en Madrid cuentan como el salto tuvo lugar el 26 de abril
de 1810 sobre el Parque del Retiro, pero la realidad fue otra y nos la cuenta el Semanario Pintoresco Español del
24 de julio de 1836,
“En octubre de 1797 Garnerin se elevó en Paris para
bajar en paracaidas. Llegado à la altura de 300 toesas dejó el globo, y aunque
la caida fue en estremo oscilatoria no le impidió llegar felizmente á tierra.
El mismo aeronauta y su hija la señorita Elisa
repitieron felizmente esta esperiencia en los años sucesivos, mas aunque por
los de 1816 ó 17 intentaron hacerlo en esta capital llamando al Retiro à toda
la poblacion, fueron inútiles sus esfuerzos para henchir el globo, quedando el
público matritense privado de tan deseado espectáculo”*.
Artículo publicado por primera vez en Revista Madrí por Laura Toro Soria
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